La producción de nuevas fuentes de Omega-3 de cadena larga, los conocidos EPA Y DHA, ayudará a que el crecimiento de población en La Tierra, un planeta con unos recursos cada vez más agotados, pueda ser sostenible. Este fue el tema de la exposición el pasado jueves, 14 de junio, del Grupo de Investigación en Acuicultura de ECOAQUA en el VII Congreso de la Sociedad Ibérica de Ictiología (SIBIC 2018), en la ciudad portuguesa de Faro, donde Marisol Izquierdo, en representación de este instituto universitario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, habló de los beneficios del consumo de estos ácidos grasos.
Durante su intervención en el SIBIC 2018, Izquierdo explicó que los ácidos grasos omega-3 (poliinsaturados de cadena larga), que están presentes únicamente en pescados (salmón, trucha de río, caballa, arenque, sardinas, atún...), mariscos y algas, son nutrientes esenciales que desempeñan importantes funciones estructurales y funcionales en todos los organismos.
“En vertebrados”, señaló Marisol Izquierdo, “son responsables de funciones fisiológicas cruciales en la diferenciación y proliferación celular, desarrollo de órganos y tejidos, crecimiento y reproducción. Y son particularmente importantes para la formación y el funcionamiento de los órganos sensoriales y los tejidos neurales, regulando el desarrollo morfológico y funcional del cerebro y el comportamiento”, subrayó.
El desarrollo óseo, temas como el apetito, la ingesta de alimentos o la digestión, la absorción, transporte y metabolismo de los lípidos, o el funcionamiento de las células del sistema inmune y regulación inmune, fueron algunos de los puntos que destacó la responsable de ECOAQUA durante su intervención en el Congreso.
Además, explicó que a pesar de la capacidad limitada de los seres humanos para asimilar estos ácidos grasos, su inclusión en la dieta permite la prevención de muchos trastornos: hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, varios tipos de cáncer, y también la aparición de la depresión, el Alzheimer, la demencia y otras alteraciones del comportamiento. También es beneficioso para el asma, las alergias y otros trastornos autoinmunes, así como para trastornos metabólicos como diabetes o sobrepeso. “Esto hace que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones mundiales recomienden la ingesta diaria de Omega-3”, subrayó Marisol Izquierdo.
No obstante, la investigadora advirtió de que aunque se incremente la producción acuícola, ya que las reservas naturales se encuentran muy mermadas, su crecimiento puede verse limitado por el suministro insuficiente de estos ácidos grasos esenciales, ya que su principal fuente tradicional, el aceite de pescado, es un recurso limitado. “Por eso en los últimos años se está realizando un gran esfuerzo para producir fuentes nuevas y sostenibles de Omega-3, incluidos aceites vegetales, hongos y micro y macroalgas, y otros productos derivados de la pesca y la acuicultura, como el aceite de salmón o el aceite de orbital de atún.
Una nueva corriente epigenética ha adoptado el enfoque de promover, a través de condiciones ambientales y alimentación controlada, la producción de ácidos grasos de cadena larga en organismos acuáticos jóvenes. El funcionamiento de ciertas rutas metabólicas depende de señales nutricionales específicas durante los períodos críticos del desarrollo, lo que demuestra que el concepto de programación metabólica también existe en los peces.
Fundada en 2010, la Sociedad Ibérica de Ictiología tiene como principal objetivo impulsar el estudio y la conservación de los peces autóctonos de los ecosistemas acuáticos continentales y marinos de la península ibérica. El VII Congreso de SIBIC, que tuvo lugar en Faro, Portugal, del 12 al 16 de junio de 2018, contó como organizadores principales al Centro de Ciencias Marinas (CCMAR) y a la Universidad de Algarve.